Mitos sobre las recaídas

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Esta entrada es una continuación de los dos anteriores posts dentro de la categoría «adicciones». Versan las tres sobre el fenómenos de la recaída.

¿Cuáles son los mitos acerca de las recaídas y sus implicaciones?

  1. “Señal de pobre voluntad”: La recaída no es un evento que esté sujeta sólo a la voluntad de la persona, existen muchos otros elementos que la pueden propiciar. Sin embargo, para efectuar cambios, se requiere de una aceptación de los errores cometidos y disposición para aprender de ellos.
  2. “Señal de fracaso del tratamiento”: La recaída no necesariamente implica un fracaso, sino por el contrario, por la experiencia que aporta, la recaída prepara a la persona para que el próximo intento de recuperar la abstinencia sea más efectivo. Por ello, ante una recaída es necesario revisar las situaciones en que se presenta y establecer la forma en que se pueda modificarlo.
  3. “Impredecible e inevitable”: No es un evento fortuito o repentino, es el punto final de una escalada de actitudes y conductas por parte de la persona; de aquí que es posible realizar una valoración (paciente-terapeuta) de los factores que intervinieron en la recaída, para identificar de manera precisa las señales que dan aviso de una probable recaída y el paciente pueda llevar a cabo alguna de las estrategias de afrontamiento.
  4. “Sólo ocurre cuando se consume la droga de elección”: Rechazar la abstinencia total es, por sí mismo, indicativo de una posible recaída.
  5. “Destruye o anula los cambios positivos logrados en la recuperación”: No todo está perdido, simplemente el paciente debe empezar de nuevo, regresar lo más pronto que pueda a un estado libre de drogas mediante el aprendizaje y superación de los factores que la provocaron, ésto fortalece.
  6. “La ausencia de recaídas garantiza un éxito en la recuperación”: Para hablar de recuperación, debe haber un pleno desarrollo de recursos personales y sociales que le permitan afrontar eficazmente los problemas cotidianos, por ello se requiere dedicar tiempo para lograr cambios positivos–significativos en el estilo de vida; la abstinencia es el primer paso en la recuperación.

**Extraído de Prevención de Recaídas. Centros de Integración Juvenil .Dirección de Tratamiento y Rehabilitación. Manual de aplicación. Marzo de 2010.

 

Causas y factores de riesgo de las recaídas

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Cuando se decide resolver el problema de consumo, puede compararse como el hecho de escalar una montaña, donde la cima o meta por alcanzar es mantener la abstinencia; de manera que se van obteniendo logros y progresos, pero a veces se puede caer en baches “caídas repentinas en el proceso de recuperación”, la forma de reaccionar ante las mismas es vital para la pronta mejoría. De manera que las recaídas se consideran como un tropiezo y nada más, debemos recordar que lo importante es aprender de esos tropiezos y seguir adelante.

La recaída constituye una crisis y retroceso en los intentos de mantener los cambios de conducta; así, cuando se hace referencia a la recaída, se asume que anteriormente existía un periodo de mejoría significativa en la modificación de la conducta (la remisión del consumo de sustancias). A partir de esto, diversos autores han propuesto la utilización de otros términos: “resbalón, caída o desliz”, para designar el episodio inicial de retroceso que se presenta después de un periodo de abstinencia. . Generalmente el resbalón se considera como algo temporal, mientras que la recaída supone un regreso más prolongado a los patrones de consumo previos al tratamiento.

El término recaída no debe concebirse como un evento puntual que se presenta de manera imprevista, sino bajo la noción de proceso, es decir, un conjunto interactivo y sucesivo de señales y eventos que van llevando a una persona a reiniciar el consumo de sustancias, entre ellos podemos mencionar los siguientes:

  1. Acumulación del estrés por cambios negativos o positivos, y acontecimientos vitales.
  2. Activación de pensamientos encubiertos positivos y/o negativos, así como de algunos sentimientos como: confusión, aturdimiento, irritabilidad, depresión, etc.
  3. Reacción intensa o fracaso total en la actuación ante una situación de estrés.
  4. Negar que existen problemas, o fracaso en la utilización de sistemas de soporte y medios de recuperación.
  5. Problemas complicados en forma de “bola de nieve”, se refiere a un problema que surge y al ser ignorado, se complica o van surgiendo otros a la par, hasta que los mismos rebasan las habilidades que la persona tiene para afrontarlos de manera más adecuada.
  6. Sensación de incapacidad de hacer algo ante una situación que se percibe como un punto del cual no es posible escapar.
  7. Colocación en situaciones de alto riesgo o dedicándose a actos sutiles de autosabotaje.
  8. Pérdida de control y aumento de los sentimientos de frustración, desesperación, desesperanza, autocompasión, que desencadenan pensamientos obsesivos sobre el consumo.
  9. Deseos irresistibles y urgentes que llevan a obtener la droga, los cuales tienen un componente neurobiológico, principalmente cuando las personas consumidores han desarrollado considerables niveles de dependencia.

Los precipitadores son estímulos que actúan como señales o detonadores que están condicionados con la ansiedad o deseo por consumir. Las situaciones precipitantes varían enormemente. A veces un solo factor puede actuar como precipitador, en otras se requieren de varios a la vez. Otros precipitadores o factores que “provocan” el deseo de consumir pueden ser:

-Situaciones inesperadas. Por ejemplo, encontrar a un familiar que hacía mucho no lo veía y le invita a festejar el encuentro; en un ambiente que existe el alcohol y la droga, se puede precipitar el deseo de consumirla.

-Situaciones que uno mismo busca. Por ejemplo, entrar a un bar o ir a una fiesta donde se conoce que la gente consume drogas para probar que uno puede permanecer en ese sitio sin consumir.

-Situaciones emocionales. Por ejemplo, después de una discusión o un trabajo pesado, se incrementa la probabilidad de querer consumir, porque el estado de ánimo se percibe afectado.

– Problemas personales. Por ejemplo, tener deudas, sentirse muy ansioso o nervioso, tener una entrevista de empleo o la falta del mismo, no saber qué hacer con su vida.

Con base a los puntos anteriores, el primer paso para superar un resbalón o una recaída, es identificar las razones que propician el mismo. Al tener una clara comprensión del por qué y cuándo se consume, permitirá encontrar la solución a los problemas asociados.

**Extraído de Prevención de Recaídas. Centros de Integración Juvenil .Dirección de Tratamiento y Rehabilitación. Manual de aplicación. Marzo de 2010.

¿Qué es una recaída en una adicción?

handcuffs-354042_640 (2)Cuando una persona es adicta y está dejando de consumir una sustancia o de realizar una conducta puede tener una recaída (que es diferente de caída, que sería un consumo esporádico y puntual), por diferentes razones:

-Estados emocionales negativos (situaciones donde la persona experimenta ira, frustración, ansiedad, depresión o aburrimiento).

-Conflicto interpersonal (referido a situaciones personales como pareja, familia, compañeros de trabajo).

-Presión social (cuando otros consumidores presionan para involucrar a la persona en el consumo de nuevo).

Si la persona es capaz de realizar una respuesta de afrontamiento eficaz en una situación de alto riesgo, la probabilidad de recaer disminuye. Experimentará, seguramente, una sensación de dominio, de control y de autoeficacia. Estas sensaciones aumentarán aún más si la situación positiva se repite en el tiempo. Sin embargo, aumentará la probabilidad de consumir si:

-No ha afrontado alguna situación de alto riesgo con éxito.

-Tiene una expectativa positiva de consumir droga.

Algunas estrategias de control de la recaída la realizan los psicólogos y otros profesionales de la salud, por ejemplo:

-Mejorar el control de impulsos.

-Realizar cambios en creencias, pensamientos negativos, distorsionados.

-Mejorar la toma de decisiones de la persona.

-Lograr cambios en la red social.

-Modificar estilo de vida.

Existen otras estrategias indicadas para el tema de las adicciones en el campo de la psicología (desde sus diferentes corrientes) y la psiquiatría. Si tenéis alguna curiosidad al respecto, podéis consultarnos sin problemas.

 

La codependencia, cómo depender uno de otro

Cuando existe una adicción en una familia o pareja pueden suceder problemas paralelos que tienen que ver con relaciones de dependencia. He tenido la experiencia de vivir algunas quejas de personas que no entienden cómo su madre dejaba volver a casa su padre a pesar de todos los problemas de alcoholismo y violencia en su hogar, o al revés (de un hombre hacia una mujer). O parejas que no consienten el comportamiento del miembro adicto, pero no son capaces de separarse o de lograr una mejora significativa.

Hay un término que puede explicar este fenómeno: la codependencia. Es un patrón de comportamiento que se caracteriza por el mantenimiento de una relación de dependencia afectiva con una persona que, a su vez, es controlada por un objeto de dependencia, que puede o no ser de tipo afectivo (Pérez y Delgado, 2003), por ejemplo, una sustancia o una adicción. Estos mismos autores señalan que se trata de  un tipo particular de vinculación entre personas caracterizado fundamentalmente por dependencia afectiva (Pérez y Delgado, 2003). Dentro de esa relación, el consumo de sustancias es una condición más bien accidental pero que agudiza los problemas en la relación. No obstante, aunque el consumo sea algo que parece accidental y la variable más importante es la dependencia afectiva, la codependencia puede contribuir a mantener esa adicción. Ya veremos más adelante cómo.

Hace años parecía que este fenómeno de dependencia se daba más en mujeres, esposas, madres, etc. En la actualidad, los estudios parecen indicar que el sexo no tiene una influencia tan significativa como se creía. Tampoco es una patología, más bien se trata de un patrón de comportamiento.

En el caso  de las sustancias psicoactivas, el comportamiento del consumidor es controlado por el comportamiento de la otra persona (del codependiente) y viceversa: la persona codependiente convierte al consumidor en su principal prioridad y vive en función de él (ella).  En otras palabras, se impone como objetivo fundamental solucionar la dependencia del consumidor y en este esfuerzo lo protege. La atención que le ofrece el codependiente al adicto se convierte en una “ganancia secundaria” para él, que mantiene su consumo (aunque existen más factores que lo mantienen también)

En la consulta de un psicólogo (especialista en adicciones y codependencia), se puede iniciar una intervención  si se observan factores de riesgo que pueden contribuir a mantener vínculos caracterizados por dependencia afectiva.

En respuesta a los casos que planteábamos el principio de este artículo, es decir, ¿por qué el codependiente sigue comportándose así, dado que no consigue que el otro evite el consumo? ¿Por qué el codependiente vuelve a “perdonar” al adicto, le da nuevas oportunidades, no consigue que abandone la adicción? ¿Por qué actúan de forma tan dependiente?

Puede haber varias explicaciones que aún están explorándose, no obstante, me he tomado la libertad de señalarlas aquí:

-Existen ganancias secundarias (atención al adicto, dependencia, cuidados, sitio donde dormir, comodidad).

-El logro ocasional de pequeñas mejoras que parecen prometedoras.

-El temor a consecuencias peores si se le abandona.

-Sentirse, en algún sentido, responsable de lo que ocurre.

-La ocurrencia de períodos de abstinencia intermitentes que el codependiente puede asociar a algo que él ha hecho o ha conseguido. (Pérez y Delgado, 2003).

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