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¿Qué le estás transmitiendo a tus hijos?

Me gustaría escribir una nueva entrada relacionada con otra anterior (https://rosaliamv.wordpress.com/2014/10/06/educar-a-los-ninos-para-ser-asertivos/).

Si pretendemos enseñar a nuestros hijos asertividad, como en el anterior post, hay que tener en cuenta que podemos tener en nuestra cabeza una serie de creencias que no nos van a ayudar a ello. Son creencias muy extendidas socialmente pero, no por ello, ciertas ni inamovibles. A veces,  estas creencias o pensamientos muy instaurados pueden perpetuar la agresividad y la violencia, otras pueden legitimar la sumisión, el acoso, etc., pero en ningún caso incitan a la igualdad, a la simetría en las relaciones sociales ni guían hacia el comportamiento asertivo. Atención a las creencias que transmitimos.

¿A qué creencias nos referimos? (Basado en Díaz-Aguado, 2004)

-Las que justifican comportamientos de violencia e intolerancia y/o hacia el dominio y la sumisión: justificar violencia entre iguales, racismo, sexismo, xenofobia… ¿Decimos algo de este tipo delante de los niños?

-Creencias que dificultan el ponerse en el lugar de los otros (no empática), no promover el intentar comprender al otro.  ¿Les enseñamos a pensar cómo se siente el otro, qué es lo que le lleva a actuar de esa forma?

-Las que tienen que ver con un sentido inapropiado de la justicia (“si te pegan, pega”), con legitimar la venganza  (el ojo por ojo…), con la conspiración del silencio (los estereotipos de chivato, cobarde dentro de la escuela…), la arrogancia, el pensamiento grupal, responder a la violencia con más violencia.

-No proponer a tu hijo soluciones alternativas basadas en la no violencia. Por el contrario, suponer que las estrategias violentas para resolver un conflicto son las mejores.

-Suponer que los problemas de tu hijo tienen que ver, únicamente, con los profesores e iguales.

-Minimizar la importancia de las agresiones entre iguales, considerarlas como inevitables (“es normal que tu amigo agrediera a X, le estaba provocando”, “si no devuelves los golpes que recibes, pensarán que eres un cobarde”).

-La creencia de que el castigo físico es necesario y superior, en algunos sentidos, al diálogo o la comunicación. El castigo físico frecuente en el niño puede dar lugar a que resuelva situaciones conflictivas empleando tácticas violentas y no asertivas.

¿Te sientes reflejado en alguna de ellas? ¿Crees que esto ayuda a tu hijo o hija en el desarrollo de su asertividad? ¿Crees que legitima el comportamiento violento?

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Educar a los niños para ser asertivos

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El tema de la asertividad está bastante extendido en el campo de la psicología y de la terapia. El tratamiento de la misma suele realizarse en terapia a posteriori, es decir, el profesional intenta corregir y guiar al cliente para conseguir que sea más asertivo en su vida, debido a que el no serlo le ha traído algunos problemas. No siempre los padres consiguen que sus hijos sean personas asertivas y esto puede desencadenar problemas en su vida adulta y durante la adolescencia. Si educáramos para la asertividad, probablemente, nos ahorraríamos algunos disgustos posteriormente y sobre todo trabajaríamos de forma positiva sobre su autoestima.

Pero ¿cómo conseguir que nuestros hijos sean asertivos? ¿Cómo educar para la asertividad?

Primero y obvio, es necesario fomentar el contacto social de nuestros hijos para que puedan aprender a relacionarse: salidas, excursiones, invitar amigos a casa, ir a casa de sus amigos, relacionarse con iguales, con niños más pequeños, con adultos, etc.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que la asertividad se aprende, no es una habilidad innata, por lo que su aprendizaje se instaura con la práctica repetida. Ni que decir tiene, la importancia del archiconocido REFUERZO POSITIVO, en los casos en los que el niño se comporte adecuada y asertivamente, y el modelo de asertividad que reciba de nosotros (predicar con el ejemplo). Por otro lado, es conveniente ignorar sistemáticamente las reacciones agresivas o no asertivas de una forma descarada (debe darse cuenta de que no nos interesan ese tipo de comportamientos).

Un primer paso, es escuchar activamente al niño ante un problema que le preocupe, esto le hará confiar en nosotros. Poner los cinco sentidos en él cuando nos está contando algo que le angustia o preocupa.

Es interesante tratar el tema “derechos” con el niño, de esta forma aprende la existencia de unos derechos que hay que respetar y que, a la vez, deben respetarse los de él:

-«lo que le han dicho a tu amigo es injusto, porque él tenía derecho a decir lo que pensaba».

-«este señor de la tele está pisando el derecho del otro a expresar lo que quiere».

-“tu hermana tiene derecho a hablar, es su turno. Luego hablarás tú».

-etc.

Darle al niño la oportunidad  de demostrar sus capacidades:

-hacerle partícipe en discusiones.

-enseñarle mediante refuerzos a conversar correctamente.

-cuando veamos que tiende a evitar pequeñas situaciones que sabemos que puede afrontar, ayudarle a hacerlo.

-etc.

Evitar el lenguaje negativo: «no deberías haber hecho esto», «otra vez…», «siempre haces…». El lenguaje positivo, sin embargo, se fija en lo adecuado de una situación: «la próxima vez hazlo mejor».

Para enseñar asertividad NO debemos emplear los siguientes tipos de frases:

-«pues si Pedro se ha reído de ti, le pegas un corte y ya está”.

-«tú no te dejes achantar. Si te pegan, devuélvesela».

-«deja ya de pegar a tu hermano. Tienes que aprender a conversar con él”.

Ante una situación conflictiva con otro u otros niños u adultos, una intervención en casa debería incluir lo siguiente:

-Primero, escucharle, valorar su problema como algo a tomar en serio (pero sin angustia) y encaminarle hacia el afrontamiento. Repasar con él sus derechos, traduciéndolos a un lenguaje que entienda y sea cercano, por medio de ejemplos propios de su edad.

-Definir con él y clarificar qué quiere cambiar.

-Ensayar, como en una obra de teatro, la situación conflictiva. El padre o la madre puede hacer de persona problemática y el niño de él mismo. Analizar lo incorrecto de la conducta del niño y sugerir y ensayar alternativas de conducta, por ejemplo: no huir ni llorar ni mostrar miedo, pero tampoco intentar enfrentarse a esa persona. Pedirle firmemente que le deje en paz. No llorar, utilizando la respiración; no refugiarse en la profesora, sino intentar resolver los problemas por sí solo, etc.

-Es bueno contarle la historia de una persona que pasó por lo mismo, incluso ésta puede ser de carácter personal: «a mí me pasaba algo parecido con un chico mayor que siempre me perseguía. No sabía cómo quitármelo de encima y lo pasaba fatal. Hasta que un día decidí…», etc.

Si presenciamos una conducta no asertiva en nuestro hijo, una fórmula posible puede ser la siguiente:

-1º Descripción de la conducta: «he visto cómo se burlaban de ti y tú llorabas y te ibas corriendo» o «has pegado a Carlitos hasta hacerle llorar».

-2º Una razón para el cambio: «así se están creyendo que valen más que tú y continuarán riéndose de ti «o «Carlitos es más débil que tú y no se puede defender».

-3º Reconocimiento de los sentimientos del niño: «debes de sentirte fatal cuando te ocurre esto» o «ya sé que quieres que los demás vean que eres muy fuerte».

4º Una formulación clara de lo que se espera del niño: «¿Recuerdas lo que ensayábamos en casa? ¿Porqué no pasas delante de Iván y, si se mete contigo, continúas como si tal cosa?». “¿Por qué no demuestras tu fortaleza jugando al fútbol?”

5º No rechazar al niño, no generalizar («siempre estás igual»), no insultar.  Evitar, asimismo, los silencios y las manifestaciones despreciativas, las amenazas vagas o las violentas.

Conclusión

Cuando un niño nos haya relatado su preocupación podemos iniciar una especie de «trabajo de equipo» con él, SIGUIENDO LAS PAUTAS ANTERIORES. Debemos creernos que hay solución (porque en realidad la hay). Si dudamos o estamos muy angustiados, el niño lo captará enseguida, también si tenemos mucha prisa en que mejore y nos desesperamos si va demasiado lento para nuestro entender. Si se da alguno de estos casos, es mejor que el niño acuda a un profesional (psicólogo), que evaluará y tratará el problema de forma mucho más objetiva y racional. Por otro lado, el niño tiene que tener muy claro que no va a existir un cambio radical en los primeros intentos. Hay que reforzar, más bien, el intento de superación, más que el éxito en la conducta, ya que éste puede tardar en aparecer. Es por ello relevante, hacerle sentir bien consigo mismo incluso en situaciones no del todo positivas, sacando algo agradable de ellas, para que no abandone el aprendizaje y vuelva a enfrentarse a la experiencia.

 

 

 

Derechos asertivos

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Dentro del estudio de las Habilidades Sociales, se consideran derechos asertivos aquellos que posee cualquier ser humano por el hecho de serlo. Muchas veces este listado de derechos se ofrece a los clientes/pacientes para recordarles lo que pueden hacer con su vida. Esto les reafirma en su comportamiento y actuaciones. La idea es poder ser fiel a uno mismo y fomentar su confianza. Para ellos, vamos a exponer 10 derechos asertivos básicos, siguiendo a Smith, y algunas creencias irracionales que los limitan, que impiden su puesta en marcha.

-TENGO DERECHO A SER MI PROPIO JUEZ. Es decir, puedo evaluar y juzgar mis acciones.

Creencias irracionales propias que limitan este derecho son: “si no convenzo a los demás de que mis deseos son razonables, será porque estoy equivocado”, “tenemos que regirnos sólo por normas externas”, “es mejor guardar la diferencias de opinión para uno mismo”.

-TENGO DERECHO A ELEGIR SI ME HAGO RESPONSABLE O NO DE LOS PROBLEMAS DE LOS DEMÁS. Si no ejercemos este derecho, los demás podrán manipularnos, presentando un  problema suyo como nuestro.

Creencias irracionales que lo limitan: “no debo decir o hacer nunca nada que pueda herir a los demás”, “debo anteponer el problema de esta persona al mío, ya que es más importante”.

-TENGO DERECHO A QUERER O NO DAR EXPLICACIONES. Si eres tu propio juez, no tienes por qué sentirte obligado a dar explicaciones sobre tu comportamiento.

Errores: “tengo que justificar esto que he hecho”, “el otro tiene que decidir si lo hecho está bien o mal”.

-TENGO DERECHO A CAMBIAR DE OPINIÓN. Saber que cambiar de opinión es algo normal y saludable.

Ideas irracionales al respecto: “una vez que te has comprometido a algo, no debes cambiar de opinión y, si cambias, justificar y reconocer el error”, “si cambias de opinión, demuestras que no eres capaz de tomar decisiones”.

-TENGO DERECHO A COMETER ERRORES. Tengo este derecho tanto si juzgo yo mi error, como si lo juzgan los demás.

Errores: negar el error, justificarlo en exceso, quitarle importancia, sentirte obligado a hacer algo para repararlo.

-TENGO DERECHO A DECIR “NO LO SÉ”. Incluye decir “no lo sé” y también atrevernos a preguntar algo que desconocemos.

Un ejemplo de creenciairracional es: “debo tener una respuesta para todo”.

-TENGO DERECHO A NO NECESITAR LA APROBACIÓN DE LOS DEMÁS. Nos es muy grato gustar a los demás, pero intentar agradar a todo el mundo es imposible e, incluso, contraproducente.

Creencias irracionales: “si hago esto, puedo perder la simpatía de esta persona (y dejar de hacerlo)”. “Es necesario agradar a todo el mundo”. “Si una persona te rechaza, es totalmente necesario recuperar su aprobación”.

-TENGO DERECHO A TOMAR DECISIONES AJENAS A LA LÓGICA. Nuestros deseos, motivaciones, sentimientos y emociones no siguen los patrones de la lógica. Incluso, a veces, están mezclados y confusos.

Una creencia irracional sería: “hay que dar buenas razones para justificar nuestros deseos, sentimientos y conductas”.

-TENGO DERECHO A NO COMPRENDER LAS EXPECTATIVAS AJENAS. No podemos adivinar los pensamientos y deseos de los demás, aunque sí podemos estar atentos y tenerlos en cuenta.

La idea irracional que subyace es “yo debería adivinar sus necesidades y expectativas / él o ella debería adivinar mis necesidades y expectativas”.

-TENGO DERECHO A NO INTENTAR ALCANZAR LA PERFECCIÓN. Existen personas que pueden pensar en alcanzar la perfección en todo lo que emprendan, pero puede ser que nuestra expectativa sea más del tipo “hacerlo lo mejor que pueda” o ser realistas y no esperar ser perfectos.

Error: si alguien nos indica cómo mejorar, seguir obligatoriamente ese camino.